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miércoles, 15 de abril de 2015
Un poco de aire con el sublime: Johann Sebastian Bach
Johann Sebastian Bach
(Eisenach, actual Alemania, 1685-Leipzig, 1750) Compositor
alemán. Considerado por muchos como el más grande compositor de todos los
tiempos, Johann Sebastian Bach nació en el seno de una dinastía de músicos e
intérpretes que desempeñó un papel determinante en la música alemana durante
cerca de dos siglos y cuya primera mención documentada se remonta a 1561. Hijo
de Johann Ambrosius, trompetista de la corte de Eisenach y director de la
música de dicha ciudad, la música rodeó a Johann Sebastian Bach desde el
principio de sus días.
A la muerte de su padre en 1695, se hizo cargo de él su
hermano mayor, Johann Christoph, a la sazón organista de la iglesia de San
Miguel de Ohrdruf. Bajo su dirección, el pequeño Bach se familiarizó
rápidamente con los instrumentos de teclado, el órgano y el clave, de los que
sería un consumado intérprete durante toda su vida.
Su formación culminó en el convento de San Miguel de
Lüneburg, donde estudió a los grandes maestros del pasado, entre ellos Heinrich
Schütz, al tiempo que se familiarizaba con las nuevas formas instrumentales
francesas que podía escuchar en la corte.
A partir de estos años, los primeros del siglo XVIII, Bach
estaba ya preparado para iniciar su carrera como compositor e intérprete. Una
carrera que puede dividirse en varias etapas, según las ciudades en las que el
músico ejerció: Arnstadt (1703-1707), Mühlhausen (1707-1708), Weimar
(1708-1717), Köthen (1717-1723) y Leipzig (1723-1750).
Si en las dos primeras poblaciones, sobre todo en Mühlhausen,
sus proyectos chocaron con la oposición de ciertos estamentos de la ciudad y
las propias condiciones locales, en Weimar encontró el medio adecuado para el
desarrollo de su talento. Nombrado organista de la corte ducal, Bach centró su
labor en esta ciudad sobre todo en la composición de piezas para su instrumento
músico: la mayor parte de sus corales, preludios, tocatas y fugas para órgano
datan de este período, al que también pertenecen sus primeras cantatas de
iglesia importantes.
En 1717 Johann Sebastian Bach abandonó su puesto en Weimar a
raíz de haber sido nombrado maestro de capilla de la corte del príncipe Leopold
de Anhalt, en Köthen, uno de los períodos más fértiles en la vida del
compositor, durante el cual vieron la luz algunas de sus partituras más
célebres, sobre todo en el campo de la música orquestal e instrumental: los dos
conciertos para violín, los seis Conciertos de Brandemburgo, el primer libro de
El clave bien temperado, las seis sonatas y partitas para violín solo y las
seis suites para violoncelo solo.
Durante los últimos veintisiete años de su vida fue Kantor
de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig, cargo éste que comportaba también la
dirección de los actos musicales que se celebraban en la ciudad. A esta etapa
pertenecen sus obras corales más impresionantes, como sus dos Pasiones, la
monumental Misa en si menor y el Oratorio de Navidad. En los últimos años de su
existencia su producción musical descendió considerablemente debido a unas
cataratas que lo dejaron prácticamente ciego.
Casado en dos ocasiones, con su prima Maria Barbara Bach la
primera y con Anna Magdalena Wilcken la segunda, Bach tuvo veinte hijos, entre
los cuales descollaron como compositores Wilhelm Friedemann, Carl Philipp
Emanuel, Johann Christoph Friedrich y Johann Christian.
Pese a que tras la muerte del maestro su música, considerada
en exceso intelectual, cayó en un relativo olvido, compositores de la talla de
Mozart o Beethoven siempre reconocieron su valor. Recuperada por la generación
romántica, desde entonces la obra de Johann Sebastian Bach ocupa un puesto de
privilegio en el repertorio. La razón es sencilla: al magisterio que convierte
sus composiciones en un modelo imperecedero de perfección técnica, se une una
expresividad que las hace siempre actuales.
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